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LINDE

Show: Linde - White Cremnitz 2015; Anacronismos del paisaje - Ángulo Cero 2017

Linde es una exploración de la memoria y la nostalgia onírica evocada por el mar.

Una serie de acantilados marcan una entrada visualmente violenta y monumental a la exposición, irrumpiendo la superficie del agua y del subconsciente. Las imágenes, conformadas de dípticos espejeados, son parcialmente intervenidas por bordado, siguiendo las formas evocativas del agua y las piedras. Los dípticos cargan referencias a un espejo interno, pareciendo casi manchas de tinta. Los bordados le quitan profundidad a las fotografías, haciendo las dos dimensiones del medio mismo obvias, resaltando sus límites y su marco. Al mismo tiempo, el uso del hilo juega con el carácter restrictivo y la ligereza visual contrastada por la piedra.

Al adentrarse a la exposición, las texturas rugosas de la piedra están cargadas de más bordado, y las fotografías se adentran cada vez más al mar y lejos de la costa. La intervención borra y resalta ciertos aspectos de las fotografías, evocando la memoria misma. La escala y la temática se vuelve más íntima, llevando de la mano al espectador para adentrarse en memorias personales. Una serie de retratos anónimos y paisajes tomados bajo el agua de escala pequeña se encuentran al fondo de la sala intermedia. Las caras son eliminadas y sobre-decoradas por el bordado. Las fotos pequeñas, reminiscentes a un álbum familiar, dan paso a la última sala.

La fase más profunda de la exposición será una proyección de un video en loop. El video se compone de material de archivo, mezclando videos familiares y material de video grabado del mar. El video, como la memoria, se degrada con una distorsión visual y temporal. El video se acerca a una memoria colectiva, evocando reminiscencias personales de la infancia y vida de los espectadores. Las últimas dos fotografías marcan el olvido. El mar y sus memorias se ha perdido, dando paso a las últimas impresiones y rezagos. Las texturas de sábanas y de piedra nos evocan la costa perdida.

La progresión de la exposición busca no solo adentrar a el espectador a sus propias memorias, si no resaltar la inevitabilidad del olvido. La corrupción y destrucción de las imágenes por medio del bordado se hace cada vez más presente y violento. Destellos de muerte se manifiestan sutilmente. ¿Morimos al perder nuestras memorias o al ser olvidados?

Linde is an exploration of memory and dreamlike nostalgia evoked by the sea.

A series of cliffs mark a visually violent and monumental entrance to the exhibition, breaking the surface of the water and the subconscious. The images, made up of mirrored diptychs, are partially intervened by embroidery, following the evocative forms of water and stones. The diptychs carry references to an internal mirror, looking almost like ink spots. Embroidery takes depth away from photographs, making the two dimensions of the medium itself obvious, highlighting its limits and its frame. At the same time, the use of the thread plays with the restrictive character and the visual lightness contrasted by the stone.

As you enter the exhibition, the rough textures of the stone are loaded with more embroidery, and the photographs go deeper and deeper into the sea and away from the coast. The intervention erases and highlights certain aspects of the photographs, evoking memory itself. The scale and the theme become more intimate, taking the viewer by the hand to delve into personal memories. A series of anonymous portraits and small-scale underwater landscapes are found in the back of the middle room. The faces are removed and over-decorated by embroidery. The small photos, reminiscent of a family album, give way to the last room.

The deepest phase of the exhibition will be a projection of a video in loop. The video consists of archival footage, mixing family videos and recorded video footage of the sea. Video, like memory, degrades with visual and temporal distortion. The video approaches a collective memory, evoking personal reminiscences of the childhood and life of the viewers. The last two photographs mark oblivion. The sea and its memories have been lost, giving way to the latest impressions and lags. The sheets and stone textures evoke the lost coast.

The progression of the exhibition seeks not only to introduce the viewer to his own memories, but also to highlight the inevitability of oblivion. The corruption and destruction of images by means of embroidery becomes increasingly present and violent. Flashes of death manifest subtly. Do we die by losing our memories or by being forgotten?

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